Historias Rol: Oscuridad sobre los Miqo'Te"
Muy buenas a todos queridos Atuineros. Seguro que más de uno al ver esta imagen quizás ya sepa de qué va esta historia...¿No? Bueno, quizás este vídeo os lo aclare:
Efectivamente, este relato trata sobre un personaje creado por nuestro tortuguita escritor Jorge, que cada poco tiempo nos pasa una de sus historia para compartirlas con todos vosotros...
Así pues, adelante, pasad, no seáis tímidos y disfrutar de esta nueva historia:
Así pues, adelante, pasad, no seáis tímidos y disfrutar de esta nueva historia:
"Criado en una ciudad en un pequeño mundo, Yuuichi,
hijo del líder de la ciudad, fue entrenado desde pequeño en el arte de la
espada. A lo largo de su vida, se dedicaba entrenar y a estudiar tanto la
historia de su raza como la cosmología y la naturaleza. No se relacionaba con
casi nadie, siempre fue una persona solitaria que se refugiaba en sus
pensamientos. A medida que iba creciendo, los prejuicios hacia su persona
también lo hacían. A los doce años de edad, mientras caminaba por el campo en
la noche, vislumbró una pequeña luz en una cueva, se acercó a ella, a su
alrededor aparecieron cinco de los de su raza, le atraparon y le golpearon
hasta dejarlo moribundo.
La mañana siguiente fue encontrado inconsciente, trataron
sus heridas y no despertó hasta un año después, en los huesos, se levantó y
como entraba en su rutina se dirigió a entrenar hasta que le retuvieron por su
insensatez, sus ojos estaban apagados y no expresaba emoción alguna, antes de
volver a caer inconsciente unas palabras consiguieron salir de él:
- Se... hará... justicia...
Tras gastar su única energía en esas palabras, cayó de
bruces en el suelo.
Tras una larga rehabilitación, volvió a su rutina, pero esta
vez siempre andaba armado y a la mínima que alguien se acercaba, dirigía su
mano a la empuñadura de su espada de madera de roble, aquel ataque le volvió
desconfiado, su soledad se volvió mayor.
Dos años después llegaron visitantes a la ciudad, refugiados
al parecer, en la sala principal de la ciudad se sentaba el lado al lado de su
padre, siempre cerca de su espada, para recibir a los refugiados que fueron
recibidos con los brazos abiertos, la bondad de su padre parecía no tener
límites, ello era lo que hacía permanecer cuerdo al joven Yuuichi. Entre los
nuevos habitantes se encontraba una chica joven, que no apartaba la mirada del
joven Miqo'Te, le sonreía para hacer que éste se expresara, pero no dio efecto.
Una vez a la semana el joven salía por la noche para
entrenar, siempre en el mismo lugar, bajo el árbol más alto que se situaba al
norte de la ciudad, allí estaba ella, reticente se acercó al árbol y comenzó a
entrenar, siempre vigilándola, hasta que se acercó, instantáneamente y con una
gracilidad absoluta, él se dio la vuelta y la apuntó:
- ¿Qué quieres de mi? -preguntó implacable.
- ¿Por qué no sonríes? -preguntó con una voz preocupada.
- No te incumbe. -respondió apartando la mirada, en ese
pequeño descuido, ella aprovechó para acercarse más.- ¡No te acerques! -gritó
con rabia. Ella frunció el ceño y siguió caminando. -¡Basta! -soltó un tajo que
ella esquivó con gracilidad, se impulsó hacia adelante y le abrazó.
- No debes ser así. -dijo suavemente mientras le estrechaba
en sus brazos.
Yuuichi consiguió zafarse de ella, la inspeccionó con
cautela y se fue.
A partir de esa noche, ella aparecía siempre que el
entrenaba, como si le estuviese investigando, hasta que él se rindió y le contó
todo lo que pasó años atrás.
Con el tiempo su amistad se afianzó.
Cuando cumplió diecisiete años, aparecieron unas sobras por
la ciudad, la gente se apartaba de ellas, pero esos seres se abalanzaban sobre
todo aquel que se cruzase en su camino, nadie sabía lo que eran, pero cada
semana atacaban pequeños grupos de ellos. Con el tiempo la gente salía a la
calle armada, suplicando que no aparecieran, los ataque fueron repetitivos
durante medio año, cuando pasó ese tiempo la paz se reinstauró, Yuuichi acudía
cada día a la biblioteca para intentar descubrir que eran esas cosas, pero no
encontró nada.
Una vez cumplió la mayoría de edad, heredó el arma de su
padre como presente por su madurez, acabó enamorado de aquella chica que
acompañaba durante siete largos años. La luz de su corazón se hizo más fuerte
con el tiempo. Dos ciclos lunares después, decidió confesar su amor a la luz de
la luna llena, bajo el árbol en el que se conocieron, mientras acudía al lugar
clave, gritos agónicos se mecieron sobre la ciudad, varias hordas de sombras
emergieron de ella, arrasando toda vida a su paso, entre los gritos escuchó la
voz de su amada, provenía de la sala principal, acudió allí tan rápido como
pudo, pero su velocidad no fue suficiente, cuando entró en la sala vio los
cuerpos inertes de su familia y de su amada. Se acercó corriendo, se arrodillo
y abrazó el cuerpo sin vida, llorando, y entre lagrimas dijo las palabras que
quería decirle esa noche.
- Te quiero... -Entre sollozos, volvió a dejar el cadáver en
el suelo y pronunció las palabras que seis años atrás dijo.- Se hará justicia.
Una risa cruel provenía desde el trono, una figura
humanoide, estaba sentada disfrutando la agonía del joven.
Yuuichi desenvaino la katana e intentó cargar, pero una
oscuridad le atrapó. Mientras aún podía ver a su adversario, éste se acerco y
le dijo:
- La oscuridad te consume, y por esa cara llena de
desesperación te daré otra oportunidad. -dijo sarcástico.
La visión del joven se nubló y perdió el conocimiento.
Cuando volvió a abrir los ojos estaba tumbado en una
esquina, vislumbró un cartel en el que ponía:
“Bienvenidos a Bastión Hueco”.
-¿Bastión Hueco? ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?
Hasta aquí, queridos Atuineros, la primera entrega de esta saga ¿Queréis que continúe? ¿Queréis saber qué le pasará a Yuuichi? ¡¡Adelante, dejadlo en los comentarios y apoyad esta saga!!
Un saludo, tortuguitas y buena semana.
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